Comer con atención: transforma cada bocado en un acto de amor propio

Comer con atención: transforma cada bocado en un acto de amor propio

demos a comer con el piloto automático activado. La televisión encendida, el teléfono en mano, la mente planeando el próximo compromiso. Así pasan nuestras cenas, almuerzos y snacks, sin que realmente nos detengamos a saborear lo que ingerimos. Pero cada comida es una oportunidad para reconectar: con el presente, con tu cuerpo y con lo que te nutre.

El mindful eating propone justamente eso: convertir la alimentación en una experiencia consciente. Antes de probar el primer bocado, toma tres respiraciones profundas. Observa la paleta de colores en tu plato: el verde crujiente de la espinaca, el rojo vibrante del jitomate, el dorado reconfortante del arroz integral. A cada bocado, mastica al menos veinte veces, siente la textura y el sabor emerger en tu boca. Cuando comes despacio y sin distracciones, tu cerebro capta con claridad las señales de hambre y saciedad, evita el exceso y facilita la digestión.

Más allá de la cantidad de calorías, el valor real de una comida está en tu atención. Un plato comido con conciencia se asimila mejor, estresa menos tu sistema digestivo y combate los atracones emocionales. Además, reduce la ansiedad: dedicarte unos minutos para simplemente comer se convierte en un acto de autocuidado que te reconecta con tus necesidades reales.

En lugar de consumir por costumbre, haz de cada comida un momento de plenitud. Tu cuerpo agradecerá la delicadeza, y tu mente disfrutará de la calma que surge cuando comes con intención.

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